Por: Luis Enrique Arreola Vidal.
En política hay manuales, fórmulas, teoría, hasta bibliografía. Carlos Flores Rico, sociólogo, estratega y político tamaulipeco, escribió hace casi dos décadas un libro titulado ¡Es la estrategia, estúpido!. El problema es que, si los funcionarios de la 4T en Tamaulipas lo hubieran hojeado, parece que lo leyeron al revés. Y si no lo leyeron, peor aún: actúan como si la estrategia consistiera en pegarse un balazo en el pie… con metralleta.
LA ESTUPIDEZ COMO MÉTODO DE GOBIERNO.
No hay que ser Maquiavelo para entender que la política se mide en lealtades y en resultados.
Sin embargo, en Tamaulipas, el gobierno estatal ha decidido apostar por la peor carta de la baraja: Humberto Prieto.
Sí, el mismo Humberto Prieto que ha hecho del transfuguismo su deporte favorito. Fue del grupo Cabeza de Vaca, su papá fue el secretario de Obras Públicas cuando este fue alcalde. Traicionó. Luego corrió a los brazos de Maki Ortiz. Traicionó. Después, en el 2018, era porrista de Ricardo Anaya, furioso contra AMLO.
Y cuando Morena ganó, por instinto reptiliano, saltó al guinda.
Hoy, este sonorense avecindado en Reynosa juega su última carta: ser candidato de Morena a la alcaldía. Y claro, para conseguirlo se ha vuelto mandadero del gobierno estatal. El problema no es solo que obedezca, sino que lo hace con la gracia de un elefante en cristalería.
ESTRATEGIA EN REVERSA: PEGARLE A UN MUERTO PARA RESUCITARLO.
El colmo llegó cuando, en un arranque de “genialidad”, decidieron mandarlo a dar una rueda de prensa contra Francisco Javier García Cabeza de Vaca por sus nexos con Sergio Carmona en el Congreso de la Unión, la cual pasó completamente desapercibida en el escenario nacional.
¿Acaso no entienden que, si algo ha demostrado la historia reciente, es que Cabeza siempre juega con dos barajas?
Sí, es verdad que existió relación entre Cabeza y los Carmona. Pero también es cierto que la red de financiamiento ilegal no se quedó en Tamaulipas: se extendió a Morena, a alcaldes de norte a sur del estado, y a medio país, o al país completo. Y ahora, con un movimiento torpe, despertaron al toro.
Porque Cabeza podrá ser todo lo que se quiera, menos ingenuo. Colabora con agencias estadounidenses desde 2019.
Tiene expedientes, pruebas, nombres y rutas. Y sabe cuándo y contra quién presentarlos. El resultado: de estar retirado y silenciado, volvió al reflector nacional, de la mano de Azucena Uresti, denunciando el huachicol fiscal y acusando —con pelos de la burra en la mano— a Américo Villarreal y a Rocha Moya de ser narco-gobernadores.
REYNOSA: EL EPICENTRO DEL DESCALABRO.
Mientras tanto, el Partido Verde les comió el mandado.
Convirtió a Reynosa, el municipio más importante electoralmente del estado, del guinda al verde.
Y con ello adelantó la sucesión tres años. La pregunta es simple: ¿dónde estaba la estrategia de Morena? ¿Quién carajos coordina el ajedrez político de un gobernador que nunca gobernó?
Américo Villarreal no consolidó poder, no generó estructura, no construyó confianza. Y hoy paga la factura: último lugar en aprobación nacional, fractura interna en Morena y un enemigo resucitado con los cuernos muy, muy afilados.
EL ERROR QUE COSTARÁ CARO
Mandar a Humberto Prieto a atacar a Cabeza es como darle cerillos a quien ya está rodeado de gasolina.
Un movimiento hueco, improvisado, que no solo no debilitó al exgobernador, sino que lo fortaleció.
Hoy, Cabeza vuelve al centro de la escena como peleador, astuto y tenebroso. Y lo digo claro: no es alguien con quien ningún ser humano con dos dedos de frente quisiera aventarse un round.
El gobierno estatal cometió la estupidez de libro de texto: subestimar al enemigo, sobreestimar a su alfil y olvidar que, en política, la traición no se premia, se cobra.
LA ANTI-ESTRATEGIA.
Lo que queda es un retrato patético: un gobierno atrapado en sus propias contradicciones, con funcionarios que creen que la política se resuelve con ocurrencias y ruedas de prensa muy mal ensayadas.
La realidad es otra: la sucesión ya comenzó, el Verde ya tiene la delantera, y el toro que estaba dormido los vuelve a embestir.
Así que, si alguien en el Palacio de Gobierno todavía no lo entiende, aquí se los digo al estilo Carlos Flores Rico: ¡¡¡ES LA ESTRATEGIA, ESTÚPIDOS!!!
